El otro día me sentí feliz. Vi en la televisión que de nuevo los coches teledirigidos están de moda. Algo que te hace volver a creer en la raza humana. Y es que después de comprobar que los niños (bueno, y no tan niños) se dedicaban a salir a la calle a buscar Pokemons, me preocupe mucho por el planeta Tierra. Afortunadamente las modas pasan, y ésta ha sido muy pasajera. En cambio, lo del automodelismo sigue siendo un valor seguro.
Yo he sido un apasionado desde niño. Aún recuerdo cuando los Reyes Magos me trajeron mi primer coche teledirigido. Era una cosilla barata, incluso con cables, pero ahí es cuando nació mi afición por este mundo. Quedaba con mis amigos del colegio para jugar con ellos. Con el paso del tiempo, y la economía de mis padres se lo podían permitir, pues iba ampliando mi flota. Lo mejor llegó con el inalámbrico, así podía por fin competir en igualdad de condiciones con mis amigos. En un circuito de Valladolid hacíamos verdaderos campeonatos y aún guardo muchos amigos de esa época tan recordada y añorada por mí.
Aunque iba cumpliendo años, mis coches siempre estaban ahí. Incluso recuerdo que mi madre cuando me fui a la mili me los guardó en una caja, y la armé la mundial. Claro que lo mismo pretendía hacer mi esposa cuando nos casamos. No tuve que elegir porque al final accedió, pero os juro que si hubiera tenido que elegir entre ella o mis coches, hubiera sido la elección más complicada de mi vida. Además yo quería guardarlos para jugar con mis hijos. Y así ha sido.
Uno de los momentos más bonitos de mi vida es cuando vi a mi hijo el mayor escribir su carta a los Reyes Magos y poner que quería un coche teledirigido. Qué gozada. Y la verdad es que no era fácil de conseguir, pero ya se sabe que los Tres de Oriente son mágicos por algo. Tuvieron que visitar la web de Racing Modelismo donde tienen un amplio catálogo de coches teledirigidos. Los mejores del mercado. En este caso el elegido fue un Nissan Skyline GTR R33, una maravilla. A escala 1:18. Al final, Melchor acertó. Mientras juega mi hijo con él, pienso en que cómo hubiera gozado yo si me hubiera pillado esta época de coches.
Mi capricho
Ahora va a ser mi cumpleaños, y como uno no tiene vicios, vamos que ni bebo, ni fumo, ni tengo televisión de pago, pues mi capricho va a ser comprarme un coche de Le Mans que he visto que es una pasada. Un Chevrolet CORVETTE C7, o lo que es lo mismo, la versión del ganador Le Mans 2015. Su precio es 170 euros, así que habrá que negociar con mi esposa, pero espero que me dé el banderazo de salida.
Lo que tengo claro es que este hobby que tengo es una maravilla. Hay muchos foros en Internet donde todavía quedamos la vieja guarda, que hablamos de nuestras batallitas. En lo que no soy el único es en lo de dejar una herencia a nuestros hijos. Muchos sueñan con que nunca se pierda la afición y vayan pasando los coches de una generación a otra.