La terapia más saludable contra el estrés laboral es respetar los tiempos de descanso.

El estrés es, podría decirse, la enfermedad más extendida del siglo XXI, pues cada vez más personas se ven afectadas por esta afección y cada vez se descubren más dolencias y trastornos tanto mentales como físicos derivados de esta patología. Desde aspectos ambientales como el ruido y el tráfico hasta factores interpersonales como la relación con los jefes o los compañeros y la falta de conciliación con la familia y la vida social son clasificados como fuentes de estrés para muchos empleados.

La Fundación Española del Corazón define el estrés como “una reacción fisiológica del organismo ante una situación que la persona percibe como amenazante; es una respuesta automática y necesaria para la supervivencia. Cuando esta respuesta natural aparece en exceso, se produce una sobrecarga de tensión que repercute en todo el organismo, y provoca la aparición de enfermedades y alteraciones de la salud que impiden el normal desarrollo y funcionamiento del cuerpo humano”. El estrés relacionado con el trabajo se manifiesta mediante una serie de alteraciones físicas y psicológicas que aparecen cuando el trabajador está sometido a una gran carga de tareas que debe realizar en el mínimo tiempo posible o cuando el empleado siente que no está capacitado para la tarea que le han encomendado, llegando incluso a padecer estrés solamente al pensar en su jornada laboral y percibiendo este ámbito como un lugar hostil del que desea escapar. Las personas más proclives a padecer estrés son aquellas más sensibles, a quienes les afecta mucho las relaciones interpersonales, o que son obsesivas y perfeccionistas y por ello le dedican a sus tareas mucho más tiempo que el estrictamente necesario. Estas personas, al mismo tiempo, son más  proclives a las enfermedades coronarias y a las alteraciones cardiovasculares, y es aquí donde reside el mayor peligro para las mismas.

Una mala relación con la gestión del tiempo profesional y personal es, como decíamos más arriba, una de las causas más comunes del estrés. Para evitarlo es preciso, en primer lugar, dedicar un rato al comienzo de la semana para organizarse, dando prioridad siempre a la vida personal y sobretodo, respetando el tiempo para el descanso y el ocio, y esto incluye tanto los fines de semana como el tiempo inmediatamente después de salir de la oficina. Es cierto que además, en muchas ocasiones y sobretodo si tenemos familia, al llegar a casa nos esperan nuevas tareas y obligaciones, como cocinar o limpiar, lo que también nos agota físicamente y nos distancia de lo que de realmente nos pide el cuerpo que es tumbarnos a leer un libro, ver una película o meternos en la cama directamente, pero estas obligaciones, igual que las laborales, no se pueden ignorar.

Sin embargo, lo que más suele hacerse en estas ocasiones, es aplazar la realización de las tareas domésticas al fin de semana para poder pasar tiempo con nuestra familia al llegar a casa o cuidar nuestra vida social organizando una cena entre semana. Hacer esto sin duda es muchas veces la mejor de las opciones pero también tiene sus desventajas pues, en realidad, el fin de semana es el mejor momento para desconectar completamente de la rutina y hacer sólo aquello que nos apetezca realmente. Los que no trabajamos en sábado disponemos de dos días y medio para dedicar exclusivamente al ocio y al descanso pero si hemos aplazado las tareas domésticas para estos días, ¿realmente estamos aprovechando el fin de semana para descansar?

Respetar el tiempo de descanso es la única manera de afrontar con energía la semana laboral

A menudo y como habíamos argumentado anteriormente, con el ajetreo de la rutina y del día a día aplazamos las tareas domésticas al fin de semana sin darnos cuenta de que ésta es una tarea que requiere mucho tiempo y esfuerzo físico y si además la relegamos al último día de la semana, el domingo, aunque es una costumbre que muchos hemos afianzado ya en nuestras vidas, resultaría un gran error pues, al final de esta jornada, nos daremos cuenta de que hemos reducido nuestros días completamente libres al sábado, además de habernos agotado físicamente. En estas condiciones y si encima padecemos estrés laboral, es lógico que afrontemos el inicio de la semana con resignación y como un camino a recorrer cuesta arriba.

Sin embargo, las tareas domésticas han de realizarse si queremos construir un hogar acogedor en el que descansar y  al que queramos regresar con entusiasmo cada día. Muchas personas optan por contratar a una persona que acuda a realizar dichas tareas una o dos veces a la semana y sin duda, es una excelente opción pues en realidad, estarían invirtiendo en su salud y descanso. Sin embargo, otras personas no se sienten cómodas con esta idea y prefieren ser ellas mismas las que realicen sus tareas domésticas.

Lo ideal sería que, para poder respetar el tiempo de descanso y aprovechar también el tiempo de ocio, que relegásemos aunque sea alguna tarea como la colada y la plancha que son las que más tiempo nos ocupan, a algún establecimiento como Lavatur, en el que se encargan de lavar su ropa mientras usted pasea en familia, se dedica a hacer algún otro recado como la compra de la semana o a empezar a leer ese libro que tanto le apetece y que lleva aguardando en la estantería a ser leído desde hace meses. No tenga reparos al relegar alguna de las tareas domésticas por ahorrarse algún dinero y piense que está invirtiendo en su salud y en el tiempo de calidad que le dedica a su familia, su pareja y sus amigos. Todo esto le dará la energía que necesita para afrontar la semana y poco a poco notará como el estrés mengua o desaparece de su vida. Para que esto suceda es necesario detectar a tiempo la patología y poner cuanto antes las medidas pertinentes pues, como hemos advertido anteriormente, esta enfermedad puede acarrear graves consecuencias para su salud mental y física.

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