Ingredientes para paladares poco atrevidos

Es complicado pensar en ir a picar algo con alguien a quien no le gusta absolutamente nada y os lo digo por experiencia propia. Mi novio sólo come cuatro ingredientes, variados eso sí, pero cuatro ingredientes contados. Por ejemplo, hace dos veranos estuvimos de vacaciones en Mallorca y el 90% de las noches cenamos en el mismo sitio, en Art de pizza, una pizzería que estaba buenísima con miles de combinaciones para hacer y él sólo comió pizza de jamón york y queso. Todas y cada una de las noches. Aburridísimo.

Si yo tuviera tan poca variedad de comidas en mi menú me moriría del asco. Yo soy de esas personas a las que les gusta picar de aquí y de allá. Como mucho más a gusto con pequeñas porciones de varios platos diferentes que comiéndome un plato gigante de guisado de mi madre, algo con lo que mi padre es más feliz que una perdiz (pero ese es otro tema).

Hace un par de semanas estuvimos invitados a una boda donde uno de los entrantes era una especie de gofre. Mi novio no consintió probarlo y ¿sabéis qué era el gofre en cuestión? Patatas bravas, algo que le encanta, pero no quiso probarlo por la forma que tenía. Habían hecho un gofre con masa de patatas, lo habían frito y luego le habían añadido la salsa brava por encima como haríamos con el chocolate en un gofre. Estaba buenísimo y me pareció súper original pero él no quiso hincarle el diente, ni siquiera un mordisquito, nada de nada. Por eso, cuando estuvimos la semana pasada en Alicante me dejó alucinada.

Un restaurante japonés que engancha

Fuimos a pasar el fin de semana, una pequeña escapada, nada del otro mundo porque este año vamos un poco tiesos económicamente hablando, pero alquilamos un apartamento en la playa para tres noches y fuimos a darnos ese capricho al menos. Fuimos con una pareja amiga nuestra que estaba empeñada en ir a cenar una de las noches a un restaurante de sushi del que les habían hablado muy bien y ya os podéis imaginar la cara que puso mi novio cuando se enteró. Se trata de Enso Sushi, una firma que tiene varios restaurantes abiertos en España y que ha conseguido llevar la comida japonesa hasta los paladares más exquisitos.

Yo estaba segura de que mi novio no iba  a probar bocado alguno pero ante la insistencia de Ana, la otra chica con la que íbamos, acabó probando un plato de pato en salsa. Pensé que vomitaría. Estoy segura que lo probó por no quedar mal con nuestros amigos pero no le hizo ninguna gracia la insistencia que tuvieron con él. Sin embargo, en contra de lo que yo pensé que pasaría, tragó el bocado y paladeo un par de veces para después decir: está bueno.

Abrí los ojos de par en par, no podía creer lo que estaba escuchando y él, ni corto ni perezoso, agarró el tenedor y siguió comiendo de ese plato. No quiso probar ninguno más pero a día de hoy puedo decir que Enso Sushi es mi héroe: no sólo consiguió que probara algo nuevo sino que además le gustó.

Tal vez, dentro de 10 o 15 años haya conseguido aficionarle a la comida japonesa… ¡quién sabe! Pero sea como sea le he propuesto una cosa que ha aceptado, probar al menos una cosa diferente cada vez que viajemos o hagamos una pequeña escapada… Lo mismo así consigo que amplié su menú diario… ¿no?

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