Escúchate a ti mismo

A veces, cuando menos lo esperamos, encontramos cosas en nuestro cuerpo que no funcionan demasiado bien desde hace tiempo pero no nos habíamos dado cuenta. A veces, simplemente, es que siempre han funcionado mal y por eso no sabíamos que podían funcionar mejor, o que el deterioro ha sido tan lento que no hemos notado su mal funcionamiento hasta que ya ha sido demasiado evidente. Hoy no vengo a hablaros de mí, sino de mi tío favorito, alguien que casi pierde la vida por un problema que ni sabía que tenía.

Todo este tema de la pandemia ha provocado que muchos de nosotros escuchemos más nuestros cuerpos. A veces un poco por hipocondría, otras simplemente por precaución, pero la realidad es que nos hemos parado a respirar profundamente más de una vez para cerciorarnos de que nuestros pulmones están funcionando correctamente y no hay ningún virus por ahí, con forma de corona o no, que esté haciendo de las suyas en nuestros órganos internos.

Eso mismo es lo que pensó mi tío cuando, después de la jubilación anticipada y con motivo de su coincidencia con el confinamiento, decidió empezar a practicar deporte cuando empezaron a permitirlo. Siempre ha sido un hombre delgado y ha hecho deporte toda su vida, pero hace unos 10 años empezó a practicarlo cada vez menos, por la edad, por la falta de tiempo y por problemas familiares hasta que, un día, se dio cuenta de que el deporte ya no formaba parte de su vida, al menos no de forma activa. Por eso, tras la jubilación anticipada (tiene ahora 60 años) decidió volver a ponerse las pilas.

Empezó corriendo pocos kilómetros, cerca de casa, y notaba que le faltaba el aire pero pensó que era todo fruto de su oxidación, “demasiado tiempo sin practicar deporte”, se decía a sí mismo. También había venido notando que estaba muy cansado, de forma generalizada y casi todos los días, además de que casi siempre tenía sueño por mucho que durmiera, pero… “será cosa de la edad”.

No obstante, al estar el Covid19 rondando su entorno y al leer que algunos de sus síntomas era la falta de respiración y el cansancio extremo, pensó en dar parte de dichos síntomas y hacerse una PCR para descartar problemas graves. Por suerte,  no tenía coronavirus pero su médico de cabecera, en quien confiaba plenamente, le dijo que empezara a mover dichas para averiguar qué es lo que le estaba pasando.

No voy a decir que la Seguridad Social funcione mal porque no creo que lo haga, pero es verdad que por culpa del colapso que tienen en la mayoría de centros de salud y hospitales españoles, muchos pacientes pasan demasiado tiempo en espera últimamente e incluso hay casos de personas que han fallecido por enfermedades que podrían haberse tratado pero no lo hicieron al estar todo parado, colapsado. Por eso, y muy a mi pesar porque creo verdaderamente en nuestra Seguridad Social, mi tío tuvo la suerte de contar con un seguro privado que le salvo la vida.

Apnea del Sueño

¿Conocéis la “Apnea del Sueño”? normalmente es una patología que puede ser, o no, crónica y que te impide respirar durante algunos segundos durante la noche, mientras duermes. Lo que ocurre es que tu cuerpo deja de respirar durante un tiempo no muy prolongado, normalmente, y luego vuelve a coger aire. Si ese lapso de tiempo es muy largo sí se pueden sufrir problemas serios, desde la falta de oxígeno en el cerebro que provoque problemas gravísimos hasta, incluso, la parada cardio-respiratoria y, por consiguiente, la muerte.

Mi tío tenía una de las afecciones de “apnea del sueño” más graves que se conocen y necesitaba de una cirugía urgente para salir del peligro. Esta operación ha de llevarla a cabo, como bien indican desde la Organización Colegial de Dentistas de España, un odontólogo especializado y en ella se extirpa el tejido de la garganta que está obstruyendo la vía respiratoria mientras el paciente duerme. Este tejido se encuentra normalmente en el paladar blando, pero también puede estar en las amígdalas o en la lengua. En otras ocasiones es incluso necesario realizar una cirugía para corregir la alineación de los huesos de la nariz, boca y rostro, con el fin de que por fin se pueda respirar correctamente.

Quiero dejar claro, de nuevo, que la cirugía no es el procedimiento más común sino que es el caso más extremo y extraño. Lo normal, de hecho, es que con bajar de peso o usar un CPAP se solucione el problema.

Cuando se enteró que cada noche, mientras dormía, estaba en riesgo de sufrir una parada cardio-respiratoria y fallecer sin que nadie se enterase solicitó, inmediatamente, la cirugía oportuna que necesitaba para salir del peligro en el que se encontraba.

Se trata de una operación muy compleja que viene acompañada además de varios meses de rehabilitación. Hoy, por fin, mi tío puede comer prácticamente de todo pero ha pasado muchos meses comiendo a base de líquidos y solo en familia porque era habitual que parte de lo que intentaba comer o tragar se saliera, irremediablemente, de su boca por la falta de fuerza muscular.

Ahora es un hombre nuevo, una persona sana que volverá a hacer deporte dentro de poco y que ha salido de una situación de gravedad que desconocía y que podría haber acabado con su vida si no se hubiera hecho un pequeño chequeo tras detectar estos supuestos “leves” problemas que, claramente, no eran anda leves.

Otros tratamientos

La “apnea del sueño” es una patología que padece una gran parte de la población española, muchos de ellos sin saberlo y el problema es que puede resultar realmente grave.

Muchos de esos pacientes cuentan que a veces, en mitad de la noche, se despiertan de golpe por falta de aire, y respiran profundamente justo después de abrir los ojos. También hay quien sufre estos síntomas pero piensa que ha sido un sueño, una pesadilla en la que creía que no podía respirar, y al despertar y poder coger aire con total normalidad lo achacan a ese sueño inexistente.

Otros síntomas son:

  • Sensación de asfixia al despertar.
  • Sequedad de boca.
  • Cansancio e irritabilidad.
  • Dolor de cabeza.
  • Ronquidos y otros ruidos al respirar.
  • Somnolencia.
  • Fatiga.
  • Bajo rendimiento.
  • Cambios de humor.
  • Sudoración excesiva durante la noche.
  • Pesadillas.
  • Pausas en la respiración.

Ahora bien, cuando la situación no es grave, estos efectos se pueden revertir fácilmente siguiendo algunos consejos:

  • Evitar el alcohol y los medicamentos que relajan el sistema nervioso, como los sedantes.
  • Llevar una dieta sana sin sal, grasas calentadas ni azucares refinados, que permita un buen peso.
  • Dejar de fumar o de aspirar el humo de otros.
  • Practica ejercicio aeróbico a diario para aumentar la respiración y hacerla más profunda.
  • Si tienes sobrepeso, adelgaza con la ayuda de un profesional.
  • No dormir boca arriba
  • Realizar ejercicios respiratorios
  • Haloterapia

Esta última recomendación, la haloterapia, es un tratamiento que beneficia prácticamente cualquier enfermedad respiratoria o de la piel. No es una cura, ni mucho menos, pero sí ayuda a mejorar los síntomas y a prevenir el empeoramiento de la patología.

Según Saltium, una de las empresas con mayor prestigio en España en lo que a Haloterapia se refiere, este tratamiento ayuda a mejorar el asma, las alergias respiratorias, las vegetaciones, las amigdalitis, la bronquiolitis, la bronquitis crónica, la bronquiectasia, el constipado o la gripe común, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, la faringitis, la fibrosis quística, la fiebre del heno, la inflamación de cornetes, las infecciones respiratorios, la laringitis, la neumonía, la rinitis, los ronquidos, la sinusitis, el tabaquismo, la tos y la otitis.

Además, ayuda a mejorar enfermedades dermatológicas como acné, cicatrización de heridas, dermatitis atópica, eczemas, infecciones purulentas de la piel, psoriasis y mejora el rendimiento deportivo, el agotamiento, el estrés e incluso algunos síntomas post-covid.

Escuchad a vuestro cuerpo

Con toda esta experiencia que hemos vivido en mi familia no pretendo asustar a nadie, ni provocar que un lector de este blog se vuelva un hipocondriaco y piense que se va a morir por cada cosa que note en su cuerpo, pero lo que sí quiero es que “escuchemos nuestro cuerpo” porque cuando habla suele ser debido a algo. A veces, simplemente es la edad la que habla, o un mal movimiento o algo sin mayor importancia pero otras muchas veces es nuertro organismo, nuestro cuerpo el que nos está avisando desde hace tiempo de que hay algo que no funciona cómo debería y hacemos oídos sordos pensando, o esperando, que no es nada grave cuando la realidad es que no tenemos ni idea porque ni somos médicos ni deberíamos pretender serlo.

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