La psicoterapia ofrece varias alternativas terapéuticas, para abordar los diferentes problemas relacionados con la salud mental que podemos sufrir. Nadie está exento de padecer un trastorno de la personalidad o de la ansiedad, como tendemos a pensar. Al contrario, nos encontramos tan expuestos a la sobre estimulación y situaciones que pueden desencadenar conflictos mentales, que lo raro es no estar trastornado. Aunque cabe señalar que algunos de esos problemas que se pueden presentar, pueden venir de serie y tener causas genéticas.
Sin embargo, por lo general, los problemas relacionados con la psique, se deben a situaciones sostenidas en el tiempo, o hechos críticos que provocan un trauma. En cualquier caso, la terapia psicología es la mejor manera de enfrentarse a esos problemas de índole psicológica. Como ya hemos comentado, nadie está libre de tener que recurrir a estos profesionales. Dentro de las numerosas opciones terapéuticas, vamos a destaca la terapia familiar.
El abordaje de los síntomas debe trabajarse desde la esencia de la personalidad, para poder lograr una transformación profunda y duradera en lo que a salud mental respecta y, por supuesto, mejorar la calidad de vida. Una de las herramientas más adecuadas y efectivas en determinadas situaciones, es la terapia familiar, sobre la que hemos hablado con los profesionales de la Clínica Uzal. Con este tipo de intervención terapéutica, como nos dicen desde la clínica, se pretende mejorar las relaciones y resolver los conflictos que existan dentro del núcleo familiar.
Para que sea posible entender cómo funciona la terapia familiar y, porque constituye una pieza clave dentro de los tratamientos, relativos a las adiciones y otros problemas relacionados con la salud mental, vamos a adentrarnos en la terapia familiar y en que consiste. Aunque es posible que la mayoría tenga una ligera idea de cómo funciona este tipo de terapia.
Una modalidad terapéutica para toda la familia
Como cabe esperar, la terapia familiar es una modalidad de psicoterapia, centrada en las interacciones que se producen entre los miembros de una familiar. El objetivo principal de este tipo de psicoterapia reside en mejorar el funcionamiento familiar mediante la resolución de los conflictos, la mejora de la comunicación y fortaleciendo las relaciones familiares. Con este enfoque, se entiende que se considera a la familia como un sistema dentro del cual, cada componente o miembro, tiene la capacidad d influir en los demás. Por consiguiente, cualquier cambio que se produzca en uno de los componentes, afecta a todo el sistema.
Este tipo de terapia, conlleva un proceso, previamente establecido y que conviene seguir para obtener los mejores resultados. Dicho proceso, se inicia realizando una evaluación inicial, en la que el psicólogo lleva a cabo entrevistas con cada uno de los miembros de la familia. De tal manera que pueda comprender los conflictos y patrones de comunicación existentes entre el núcleo familiar. Al mismo tiempo, ayuda a identificar las áreas problemáticas y definir los objetivos de la terapia.
Una vez realizada la evaluación inicial, se establecen los objetivos, basados en los datos obtenidos. En este punto, terapeuta y familiar, trabajan juntos para que los objetivos a establecer queden perfectamente claros y definidos, además de ser alcanzables. Entre ellos, se puede incluir la mejora de la comunicación, la resolución de conflictos específicos o apoyar a un miembro de la familia en concreto.
Cuando se han establecido claramente los objetivos, toca el turno de la intervención terapéutica. A lo largo de las diferentes sesiones de terapia, el psicólogo utiliza diversas intervenciones con finalidad meramente terapéutica, abordando los conflictos y mejorando las relaciones. Este tipo de intervenciones, pueden incluir técnicas de otras terapias como la sistémica, la estructural o la centrada en la solución. El enfoque terapéutico se adapta a cada familia.
El paso siguiente del proceso son las sesiones de terapia que pueden involucrar a todos los miembros de la familia o solo a algunos. Esto va en función de los objetivos. Durante el transcurso de estas sesiones, se trabajan los patrones de comunicación, se desarrollan las habilidades necesarias para resolver los conflictos y se fomenta la cohesión de la familia.
Por último, se realiza un seguimiento y su correspondiente evaluación. A lo largo de todo este proceso terapéutico, el psicólogo, lleva a cabo un seguimiento del progreso que va haciendo la familia, ajustando las intervenciones en caso de necesidad. Al finalizar el tratamiento, se lleva a cabo una evaluación final para medir la efectividad del tratamiento y, asegurar que se han alcanzado los objetivos previamente establecidos.
Se trata de un proceso que puede ser bastante lento pero a la vez, intenso y preciso, puesto que aborda todos esos aspectos relevantes y que causan desasosiego. El resultado de este tipo de terapia, proporciona diversos beneficios a quienes la llevan a cabo. Por lo que hay que dejar a un lado los prejuicios sobre la psicoterapia y acudir al psicólogo en caso de necesidad.
A continuación, desarrollaremos los beneficios que aporta una terapia familiar.
Mejoras que permanecen para siempre
Si hay algo que podemos tener como beneficio importante a la hora de recibir cualquier tipo de terapia psicológica, es el hecho de que en la mayoría de los casos, los cambios y mejoras alcanzados, se quedan para siempre. Aunque pueden darse casos en los que la terapia no funcione por diversas razones, lo más habitual es que interioricen los cambios y herramientas necesarios para defenderse en la vida.
En lo que a terapia familiar respecta, los beneficios reportados, son la mejora de la comunicación o la resolución de conflictos. El primero de ellos, resulta uno de los beneficios principales, puesto que se genera una mejora notable en la comunicación entre los miembros de la familia. El terapeuta se encarga de ayudar a los componentes de la familia a expresar pensamientos, sentimientos y emociones de forma efectiva. Esto facilita la resolución de conflictos que nos deja como resultado, un entorno seguro, dentro del cual, los miembros de la familia, pueden abordar y resolver los conflictos que surjan de una forma constructiva. Lo que contribuye a que mejore la armonía y estabilidad emocional de la familia.
Por si esto no fuera suficiente, la terapia familiar deja como beneficio un claro fortalecimiento de las relaciones, puesto que ayuda a que se fortalezcan los lazos familiares, promueve la cohesión y, por supuesto, el apoyo de unos a otros. Este factor resulta de gran importancia, sobre todo el tratamiento de adicciones donde el apoyo de la familia, puede ser determinante para lograr una buena recuperación.
Además, se aprende a desarrollar estrategias de afrontamiento que hacen más fácil manejar el estrés y los conflictos de forma efectiva, mejorando su calidad de vida y su funcionamiento diario. Sin olvidar que supone un apoyo en los momentos de crisis. La terapia familiar, ofrece un apoyo cuando se produce un acontecimiento vital difícil, como puede ser una enfermedad, pérdidas o cambios importantes. El terapeuta ayuda a la familia a lidiar con estas situaciones y mantener la cohesión necesaria.
Para lograr todo esto, existen diversos enfoques terapéuticos de la terapia familiar:
- Terapia sistémica, enfocada en las interacciones y relaciones dentro del núcleo familiar, con lo que se ayuda a identificar y cambiar patrones disfuncionales.
- Terapia estructural que se centra en reorganizar la estructura familiar, estableciendo unos límites claros y perfectamente definidos, junto a los roles adecuados para cada miembro.
- Terapia centrada en la solución que se enfoca en encontrar las soluciones más practicas a los problemas actuales, siempre de forma que se promuevan los cambios positivos.
- Terapia narrativa, mediante la cual, los miembros de la familia son ayudados y dirigidos a reestructurar su narrativa personal y familiar, de tal manera que se cree una visión más positiva y constructiva.
Estos enfoques son utilizados por los terapeutas en función del problema que presente la familia y el tipo de resolución que se pretenda obtener. De cualquier modo, lo esencial es realizar una evaluación previa con todos los miembros de la familia. De lo contrario, difícilmente se pueden establecer los objetivos factibles que permitan el cambio.
En conclusión, podemos añadir que la terapia familiar es una herramienta muy poderosa con la que es posible transformar la vida de toda una familiar, mejorando su comunicación, ayudando en la resolución de sus conflictos y fortaleciendo las relaciones. Son muchos los profesionales de la psicología que abogan por este tipo de terapias, puesto que considera que el poder de la familia, puede ejercer como un sólido sistema de apoyo. A su vez, este apoyo, pude ser crucial en el tratamiento de las adicciones o los problemas de salud mental a los que nos enfrentamos. Con la terapia familiar, se ayuda a las familias a alcanzar la armonía y estabilidad necesarias.
Para concluir, citaremos algunas de las situaciones que se benefician de la terapia familiar por ser la más adecuada para sus circunstancias: conflictos familiares, problemas de relación y de crianza, problemas de comportamiento en niños y adolescentes, problemas de salud mental como la depresión o la ansiedad, problemas de adicción, de trauma, divorcio o separación… La lista puede seguir, aunque en resumen, podemos decir que la terapia familiar, sirve para resolver o apoyar en cualquier tipo de problema relacionado con la salud mental.


