Sabéis qué es lo que no tiene ningún sentido? Pues que una persona que ha estado pasando por alto todo lo que trae consigo una relación de pareja me venga ahora diciendo que tenemos que salvar nuestro matrimonio y que deberíamos hacer terapia o probar lo que sea necesario para poder volver a estar juntos. Es de chiste. Pero claro, con una hija en común se intenta lo que sea necesario así que allá vamos, a terapiadeparejanarcelona.es, un centro médico especializado en el que empezaremos la semana que viene.
La verdad es que voy a intentarlo por no darle una buena patada en los huevos y preguntarle ¿ahora te interesa lo que pasé en esta relación?… o algo así, pero lo mismo eso no me llevaría a ninguna parte aunque me quedaría muy a gusto.
Mi marido no es un mal hombre sólo que es muy cómodo. Si él está bien no se preocupa por saber cómo están los demás. Si él está a gusto con su vida, no se plantea que yo no pueda estarlo, y si él tiene todo lo que necesita no cree que yo pueda echar algo en falta. Pero así no se puede ir por la vida, no somos una sola persona, somos dos, y cada uno tiene sus apetencias, sus necesidades y su manera de ver las cosas. Pero eso es algo que parece que no ha terminado de entender.
¿Qué es la terapia de pareja?
Me he estado informando de qué es exactamente una terapia de pareja porque el nombre será muy descriptivo pero realmente yo no tengo ni idea de lo que voy a hacer allí ni para qué me va a servir, de hecho… ¿sirven de algo las terapias de pareja?
Para empezar, he leído que la terapia es mucho más eficaz si se acude nada más observar el malestar en la relación que si se deja pasar el tiempo hasta que el desgaste pueda más que cualquier cosa. Vamos… que nosotros tendríamos que haber ido hace ya un par de años pero como según mi marido todo estaba genial pues… para qué.
De todos modos, por lo visto, el porcentaje de éxito de una terapia de pareja está en torno al 70%, o eso dicen las estadísticas.
Lo primero que se hace en estas terapias es encontrar el verdadero problema. La mayoría de las parejas va a consulta porque discuten mucho, pero detrás del ruido hay nueces, es decir, que hay conflictos sin resolver. Por tanto, lo primero que hay que hacer es poner sobre la mesa el problema real por el cual la relación no funciona como antes.
Después hay que trabajar el diálogo, eso que mi marido no tiene, así que ya veremos si es un diálogo o un monólogo. Se supone que el terapeuta nos enseña a escuchar, a ponerse en los zapatos del otro, a aprender a comunicar lo que sentimos o nos molesta sin herir a la otra persona, a responsabilizarnos de nosotros mismos, a huir de la dependencia emocional, a aprender a discutir, atender y cuidar la relación de pareja, y a poner unas bases para volver a ilusionarse. Vamos… que ni de coña consiguen todo eso de mi marido.