Uno de los compromisos más temidos entre toda la población, no importa país, sexo o edad, suele ser la ida al dentista. Y es que a todos nos causa desde un poco de nervios, hasta verdaderos ataques de ansiedad, sobre todo si se trata de esas personas que han tenido malas experiencias previas cuando han acudido a profesionales de la salud dental, las cuales salen a relucir cada vez que tienen que volver a consulta.
Esto es un problema, ya que este miedo (la mayoría de las veces irracional) hace que pospongamos las citas más de lo necesario, que nos saltemos revisiones y que solo acudamos a solicitar la ayuda de un profesional cuando tenemos un problema grave ya demasiado avanzado y nos encontramos en un aprieto que pudimos haber evitado.
Aunque las visitas al dentista no suelen ser dolorosas, mucho menos en la actualidad con todos los medios de los que disponemos para ser tratados y para hacer de la visita algo no placentero pero sí indoloro, si es es entendible que a nadie le guste estar media hora con la boca abierta y con otra persona mirando o trabajando en ella. Sigue leyendo y entérate de varias formas en las que puedes relajarte antes de sentarte en la silla del dentista.
¿Qué causa el miedo al dentista?
Es frecuente que el miedo al dentista se genere por alguna experiencia negativa anterior en una clínica dental, ya sea durante la niñez o en la edad adulta.
También es posible que ese temor haya sido infundado por una vivencia ajena, como por ejemplo algo que le haya pasado a nuestros padres u otros familiares.
No obstante, sea cual sea el origen del rechazo hacia el dentista, es importante no dejarnos invadir por el miedo y llegar al punto en que nos impida acudir a nuestro odontólogo, por ejemplo, aplicando algunos consejos que te comentamos a continuación.
Mentaliza que el dentista está ahí para ayudarte
Lo primero que tenemos que hacer es dejar de ver al dentista como nuestro enemigo y que como cualquier otro sanitario, es un profesional de la salud y su cometido es ayudarnos a sentirnos mejor.
Por ejemplo, una de las cosas más útiles que podemos hacer para perder el miedo al dentista, sobre todo si no le conocemos, es acudir a ver cómo trabaja. Ver cómo se comporta con otros pacientes, cómo se dirige a ellos y cómo realiza su trabajo nos ayudará a ganar confianza en nuestro médico.
Recuerda: él o ella están ahí para ayudarte, solo tienes que confiar en que van a ser unos buenos profesionales en su trabajo y van a hacer lo mejor para ti.
Relájate antes de llegar a consulta
Es normal llegar nervioso a la consulta del dentista, sobre todo cuando vamos a exponernos a una intervención delicada como una extracción o una endodoncia.
Así que para contrarrestar estos nervios, al menos un poco, lo primero es informarnos en qué consiste el procedimiento al que nos vamos a someter, ya que al saber cómo y por qué se realiza nos hará estar más tranquilos a la hora de entrar en consulta. Dicha información se la puedes pedir previamente a tu dentista, quien te podrá informar sobre cómo se lleva a cabo el proceso y a quien le podrás hacer todas las preguntas que quieras.
Además, puedes aplicar ciertos métodos de relajación para controlar la ansiedad que nos puede provocar esta situación. Uno de ellos es controlar nuestra respiración y llevarla a un ritmo pausado, sintiendo cómo el aire entra en nuestro cuerpo a través de las fosas nasales y cómo recorre nuestro interior hasta los pulmones para después ser expulsado suavemente por la boca. Este es un buen truco que nos ayudará a ser más conscientes de nuestro propio cuerpo y a tener un mayor control.
Por otro lado, también puedes ir acompañado a la consulta: ir con tu pareja, con un amigo o con tus padres te distraerá y hará que te sientas más seguro.
Incluso, si te ves en la necesidad, puedes consultar a tu dentista para que te indique tomar relajantes en pro de calmar tus nervios; y si no quieres arriesgarte con fármacos, aún tienes la opción de tomar relajantes naturales como las infusiones de tila, pasiflora o valeriana, las cuales también pueden ser una buena ayuda. Lo importante es que no te automediques y sigas las indicaciones del especialista.
En la sala de espera… no te limites a esperar
Los momentos previos a la entrada en el gabinete del especialista pueden ser los más tensos, ya que es en la sala de espera en la que nos ponemos a imaginar todo lo que nos harán en nuestra boca, mientras escuchamos el fondo el irritante chillido de los utensilios odontológicos.
Por eso, nuestra recomendación es que intentes hacer algo que desvíe tu atención, como escuchar música, leer, mirar el móvil… En definitiva, opta por cualquier alternativa para mantener la mente ocupada.
Una vez más, en estos momentos también resulta muy útil haber acudido con algún acompañante que te ayude a entretenerte.
El horario de la cita importa
Evita, en la medida que te sea posible, estar todo el día dándole vueltas al hecho de que tienes una cita concertada. Por ello, lo más recomendable es pedir tu cita a primera hora de la mañana, para que puedas quitarte ese peso de encima cuanto antes.
Infórmate sobre los tipos de sedación
Hace años, cuando latecnología y el instrumental odontológico no estaban completamente desarrollados, era mucho más el miedo que sentíamos al ir al dentista.
Sin embargo, con los avances conseguidos en los últimos años, existen tácticas muy avanzadas para asegurar la tranquilidad del paciente.
Una de estas es la sedación consciente, que evita los episodios de estrés y ansiedad. Además, puede utilizarse en cualquier tratamiento bajo petición del paciente, aunque suele usarse sobre todo en la cirugía de implantes.
Trata tus preocupaciones con el dentista
El personal especialista en salud bucal de la Clínica Dental Studio recomienda que antes de empezar cualquier tratamiento, tengas una cita con el odontólogo que lo va a llevar a cabo para que pueda explicarte tu diagnóstico y como será el tratamiento, así como resolver todas tus dudas.
Es importante que aproveches esta cita para también transmitirle tus miedos, pues no solo reducirás la incertidumbre, sino que tendrás una mayor preparación para afrontar cualquier procedimiento.
Por ejemplo, si es el dolor el aspecto que más te preocupa, el dentista te explicará todos los métodos disponibles para evitarlo, según cuál sea el tratamiento que va a realizar y te ayudará a encontrar el mejor para ti.
Recuerda que ellos tratan a diario con pacientes con fobias y tienen la experiencia para resolver este tipo de situaciones, siempre ofreciendo la máxima comprensión y confianza.
Así que si tienes que someterte a un tratamiento que te da cierto temor, es muy beneficioso que tengas un primer contacto con la clínica dental haciéndote un procedimiento menor. Por ejemplo, puedes solicitar una higiene dental profesional para que puedas conocer un poco más a los profesionales y las instalaciones, así como sus métodos de trabajo y su trato con los pacientes. Así, tomarás más confianza para acudir a la siguiente sesión.
Igualmente, conviene realizar este tipo de tratamientos al menos una vez al año –en caso de que tu salud bucodental esté en condiciones óptimas-, por lo que no está de más solicitarlo.
Y por último, pero no menos importante, intenta escoger siempre dentistas competentes, cercanos y que te entiendan, pues así te resultará más sencillo ponerte en sus manos.
Acuerda un gesto con el dentista si notas dolor
Otra de las medidas que puedes discutir en una primera sesión con tu dentista es la de implementar un gesto mediante el cual el odontólogo debe dejar de hacer lo que esté haciendo, de forma que puedas recuperar la calma y la seguridad en los momentos que sientas más angustia.
Resulta muy útil, por ejemplo, alzar el brazo en caso de que sintamos incomodidad o dolor. Es una buena manera de evitar hacer movimientos bruscos y, de este modo, el especialista sabe que debe darte un momento para descansar.
La música como herramienta de relajación
Una última recomendación, que de hecho es bastante común que la hagan los dentistas en este tipo de situaciones de fobia, es que se lleven sus cascos para escuchar música durante la intervención.
Como todos sabemos, algunos de los instrumentos utilizados por los dentistas, como la turbina, hacen un ruido que puede resultar preocupante y molesto, a pesar de que sea perfectamente seguro. En este sentido, la música evitará que oigamos esos ruidos desagradables y al mismo tiempo puede ayudar a mantenernos relajados y a tener la sensación de que el tiempo pasa más rápido.
Pregunta a tu dentista si le importa que utilices los cascos: es un recurso muy útil y que da muy buenos resultados. Y en cuanto al repertorio, puedes elegir alguna playlist de música relajante, de sonidos de la naturaleza o alguna con tus canciones favoritas, que te recuerden buenos momentos y te puedan evadir de la situación.